La falta de aire acondicionado en las cárceles es calificada como un castigo cruel; las prisiones son tan calurosas, que reclusos se refrescan con agua del inodoro
Por: El Mañana de Reynosa
AUSTIN, Texas
Las prisiones texanas son tan calurosas, que los reclusos se refrescan salpicándose con agua del inodoro o fingiendo intentos de suicidio para ser trasladados a áreas médicas más frescas, dijeron defensores de los presidiarios, que pidieron el martes a un juez federal que declare la falta de aire acondicionado en el sistema penitenciario estatal como un castigo cruel e inusual, lo que sería inconstitucional.
Los grupos de defensa de los reclusos señalaron que las temperaturas en el interior pueden superar los 48,9 grados Celsius (120 grados Fahrenheit), y que el calor extremo ha provocado la muerte de cientos de reclusos en los últimos años. Quieren que el juez Robert Pitman obligue a Texas a mantener la temperatura en las zonas ocupadas de la prisión a entre 18 ºC y 29 ºC (65 ºF y 85 ºF), el mismo rango de temperatura exigido por ley en las cárceles de los condados.
La demanda de Texas fue presentada, inicialmente, en 2023, por Bernie Tiede, un extrabajador de una funeraria, condenado por asesinato, cuyo caso inspiró la película “Bernie“. Tiede, quien cumple cadena perpetua por asesinar a Marjorie Nugent, una viuda adinerada, en 1996, padece diabetes e hipertensión, y alegó que su vida corría peligro porque se encontraba recluido en una celda sofocante sin aire acondicionado.
En la audiencia del martes, Marci Marie Simmons, quien fue trasladada entre tres prisiones de Texas mientras cumplía una sentencia de 10 años por un delito grave de robo, describió condiciones “opresivas y sofocantes” a medida que subían las temperaturas desde la primavera hasta el verano. Fue excarcelada en 2021.
TERMÓMETRO ALCANZA 57º C
“En verano estaba en modo de sobrevivencia total. Me sentía como un animal enjaulado”, dijo Simmons, quien ahora se desempeña como coordinadora de extensión comunitaria de Lioness: Justice Impacted Women´s Alliance, una de las organizaciones que presentaron la demanda y que representa a unas 700 reclusas y exreclusas.
Simmons dijo que una vez vio cómo un empleado de cocina llevaba un huevo de gallina a su celda y lo cocinaba en el suelo de cemento. En 2020, un termómetro del pasillo de un módulo alcanzó los 57°C (136 °F) cuando Simmons y otras dos reclusas despegaron la cinta adhesiva que pretendía ocultar la lectura, afirmó.